• Intervención intensiva de un mes y asesoramiento puntual.

• Intervención intensiva de uno a tres meses dependiendo de la necesidad y seguimiento mensual durante el curso.

• Intervención intensiva en verano.

Cuando entro en el hogar unos padres confian en mi y mi primer objetivo es conseguir la confianza de su hijo y progresivamente su voluntariedad para poder ayudarle.

Ayudarle a él es lo primero tanto en lo personal como en lo académico sabiendo que ambos aspectos son frágilmente dependientes.

Con dedicación y paciencia voy estableciendo un sistema de conexión entre todas las personas que en ese momento forman parte de la vida del adolescente y que influyen activamente en su desarrollo; utilizo la mediación como un sistema verdaderamente eficiente para mi trabajo.

Coordino la planificación de medidas materiales y personales a implantar durante el desarrollo del mentoring adaptado a cada adolescente, siempre único,  y a cada necesidad.

Mi mediación entre padres, tutores y otros profesionales, siempre repercute favorablemente sobre el adolescente. La finalidad,  y por tanto el resultado, es que el adolescente razona mejor de forma que actúa y se compromete con sus decisiones.

Impulsar sus actitudes positivas y su talento o aptitudes, y minimizar y evitar todo tipo de limitación surgida del desespero.

Estar motivado, en demasiadas  ocasiones no surge de la nada, hay que aprenderlo, y debo reconducir la emoción trabajándola desde la razón consiguiendo un equilibrio entre la motivación externa e interna.

Entreno el hábito de estudio  que nos ayudará a  potenciar el valor del esfuerzo personal. Le enseño a convertir la acción en hábito progresivamente. Cada logro, por pequeño que sea, le lleva a desear conseguir el siguiente hasta que existe realmente un objetivo.

El joven que no sabe hacia dónde dirigir profesionalmente su vida, acabará sintiendo con qué desea comprometerse después de haber realizado un trabajo que le haya permitido conocerse mejor, y así poder elegir y decidir mejor.